Tiempo atrás mencioné el parque tecnológico de Tandil, a propósito de Globant. Mucho antes, le he dedicado alguna referencia a esta iniciativa y a otras similares en Argentina (en la página que ahora sólo se accede en archivo). Quisiera todavía sumar dos o tres palabras más sobre este emprendimiento, y los de Córdoba y Rosario, por indicar a los que más se han destacado.
Estos dos, y varios otros más, de los cuales el último anunciado es el de Neuquén, representan un buen esfuerzo de mejora en la calidad del producto que cada empresa asociada construya, una deliberada búsqueda de intervenir en mercados externos, y un crecimiento en el conocimiento aplicado por las empresas. El común denominador de todos ellos es la intervención de las universidades locales, lo que inyecta conocimiento de investigadores, profesores y estudiantes, y logra por contrapartida la vinculación de las universidades con los proyectos reales de las empresas; una concepción inusual en general anteriormente en Argentina. Otro aspecto importante es que en general se han desarrollado en forma descentralizada, abarcando crecientemente toda la geografía del país. Hasta ahora ninguno de estos emprendimientos se ha discontinuado, y se suman a la tendencia creciente a exportar software. Así, uno de los aspectos indirectos de mayor interés futuro que producen, es el favorecimiento del desarrollo de emprendedores, y, yendo al caso de Tandil, en algunos centros es un propósito deliberado.
Estos centros son una avanzada tecnológica en Argentina, más allá de aspectos negativos que siempre se le puedan encontrar (ver algún comentario negativo en el artículo de La Nación sobre el polo de Neuquén). Si el país se propone no perder el paso en el siglo XXI, ésta es parte de la vía de crecimiento. Curiosamente, existen problemas para cubrir plazas técnicas, como indica, por ejemplo, Senior Blog. Quizá éste tipo de emprendimientos se convierta en la espada que corte el nudo gordiano...
2 comentarios:
La clave, como bien señalás, es la interacción con las universidades locales, para agregar valor a la oferta productiva y, al mismo tiempo, retroalimentar la capacitación que reciben los estudiantes. Por otro lado, es interesante como las empresas de software se integran verticalmente en determinadas cadenas de valor, presentes en el tejido productivo de cada localidad.
Gracias Enrique...
Creo que el interés por los polos tecnológicos es uno de los aspectos que puede forzar un cambio positivo, no sólo por la retroalimentación entre industria y universidad, sino porque permite abrir mercados de punta, foguear una fuerza laboral sumamente creativa, con una inversión de capital que seguramente es menor que competir en otras áreas. San Luis, Neuquén, Tandil, Córdoba, Rosario, Pilar...con una ventana a otro futuro.
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