sábado, diciembre 05, 2009

Internet como ejercicio de democracia

En la corriente discusión española sobre el control (o no) del acceso a Internet, hay un aspecto lateral pero más que interesante: una ley es presentada a hurtadillas, pero, tan pronto alcanza algo de difusión, pasa "de boca en boca" por la red, y genera una respuesta opuesta masiva y pública; lo suficientemente contundente para que el gobierno resolviera convocar a un grupo de "notables" para moderar la crítica. Y esto, hecho a través de las herramientas sociales de comunicación que se han generalizado en la red: los mensajes minimalistas de Twitter, la comunicación interactiva de Google Wave, las herramientas de mensajería instantánea, que logran cientos o miles de declaraciones públicas, las redes sociales, los feeds de noticias. El mismo escenario que meses atrás viéramos en las elecciones de Irán, o en varios incidentes de China.
Así lo cuenta Gustavo Bravo:
Ayer fue un día informativamente agotador. Por ello, ruego me permitan relajar el tono de discusión en este nuestro rincón. Ayer había tanta gente que apenas se oían unos a otros. Hoy, víspera de fin de semana largo, se espera menos afluencia, mejor discusión y una energía más positiva que otros días, donde ha llegado a alzarse en exceso la crispación.

Traigo una historia que pocos encontraran interesante a priori, por lo que uno tratará de esforzarse por llamar su atención. Las cuestiones importantes sobre el asunto tratado ayer aquí y hoy aquí, son vitales para comprender por qué Internet es la mayor revolución informativa de la historia de la humanidad, y por qué este canal es muchos canales en uno.

Ruego por último presten atención a esta información y tengan en mente dos hechos clave: primero, que el Gobierno ha intentado anular (una vez más) al Poder Judicial y segundo, que la ministra González Sinde se ha creído que los intereses de Internet los representan 14 personas elegidas como quien elige un menú en una cafetería; “lo que haya y rapidito, que tengo una cita”.

Al margen de estos gravísimos acontecimientos, desde el miércoles han sucedido otras proezas la mar de fascinantes. Entre ellas, que la cita de ayer es la primera vez que un Gobierno reúne a distintas personas para debatir una propuesta de ley basándose en la popularidad de las mismas y el ruido que han hecho en los nuevos canales y redes sociales, sin que representen a ninguna asociación ni colectivo; y otra, que es también la primera ocasión en la que una reunión de este tipo es 'radiada' y comentada en directo por los asistentes, que han resultado así ser protagonistas e informadores, en tiempo real, de los contenidos discutidos en un encuentro de carácter oficial.

Esto (que tal y como ha sucedido es un insulto a la inteligencia), informativamente resulta espectacular, y abre una ventana a la imaginación que parecía cerrada, quién sabe si por velocidad con la que se vive.

Un manifiesto, redactado rápida, torpemente y sin jerarquía por un grupo de espontáneos con la muy loable intención de tumbar una ley demencial, fue construido a partir de una herramienta llamada Google Wave que permite crear documentos y editarlos entre varias personas en tiempo real. Mientras toda la comunidad digital internacional todavía se está preguntado “esto de Google Wave para qué leches sirve y cómo funciona”, un grupo de periodistas, blogueros y empresarios de Internet ha conseguido encontrar un modo más que constructivo de sacarle partido. ¡Y esto ha ocurrido en España!

Hace tres años, cuando creé mi cuenta de Twitter, nadie sabía de qué iba a servir “un dichoso micro canal personal en el que sobrealimentar el ego y contar las miserias de uno”. Ahora está considerado el segundo mejor invento después de Internet, gracias al potencial informativo que contiene en sus 140 caracteres. Hace una semana, escuché opiniones similares a las de Twitter en sus inicios pero descalificando las posibilidades de Google Wave. Cómo no vamos a enamorarnos de esta profesión. Díganme.

Internet; ese mundo al margen y que parece que poco o nada tiene que ver con la realidad, empieza poco a poco a alienarse con la sociedad y ha funcionar como la herramienta de comunicación que es. Un absurdo proyecto de ley ha durado dos días. Ni siquiera le ha dado tiempo a ser tramitado en el Parlamento. Si de verdad que existe lo que llaman Democracia, debe de ser esto.
Más allá de las prevenciones pesimistas, la tecnología es instrumental, y puede ser usada en uno u otro sentido. Estos dos últimos días lo demuestran.

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