Sin duda, Microsoft seguirá siendo robusta, aunque un poco menos, Google más próximo, y Yahoo será una incógnita, dividida entre una dirección que no parece saber conducir la empresa, y un grupo importante de accionistas interesados en cambiar un proyecto por dinero contante y sonante.
Quizá lo más notable sea lo que varios analistas han expresado en estos días: Microsoft parece no adaptarse a las nuevas características del mercado. Juan Freire lo ha descripto bien hace pocos días:
Microsoft no deja indiferente a casi nadie, ni como empresa ni por sus productos y su defensa de los estándares propietarios. La corta pero intensa historia de la era digital nos explica que la irrupción de Internet significó un drama para los responsables de Windows. Su error de cálculo los colocó en desventaja en la carrera por ofrecer productos y servicios en la web, a pesar de su posición inicial provilegiada. Pero quizás lo más importante no sea este retraso en la llegada al mercado, algo que con su tamaño y capacidad podría acabar por resolver. Puede que sea más crítico para el futuro de Microsoft su incapacidad para generarar en su organización el cambio cultural que significa la transformación desde la era industrial, donde nació y se desarrolló, a la digital. En realidad Microsoft sigue siendo una empresa analógica y sigue actuando como tal en mercados que, para su desgracia, hace tiempo que ya se han digitalizado.Algunos incidentes recientes que pesarán en su futuro próximo:
Finalmente, parece que XP será historia, dejando su lugar a un continuador muy controvertido.
OOXML sigue generando consecuencias desagradables, con final incierto (1,2,3, entre muchos otros).
La Comisión Europea, y otros organismos regionales, continúan cuestionando su carácter de proveedor.
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