Dos o tres elementos destacables:
De hecho, antes de considerar el salario, un tema de discusión es si la formación recibida en las universidades refleja lo que las empresas e instituciones de investigación están necesitando. La misma Keindanren -Federación de Agrupaciones Económicas de Japón, la entidad empresarial más representativa de este país-, señala que casi el 20% de los graduados con un doctorado les falta una mayor especialización, creatividad y metodología en las tareas de investigación.La planificación estratégica de las carreras universitarias, algo que Jaim Etcheverry cuestionaría:
(...)
Las empresas son reacias a contratar graduados con muy alta preparación porque tienen que pagar más y asignar responsabilidades, cuando lo que quieren es que un profesional trabaje en su especialidad, en las tareas anexas, mantenga una conducta equilibrada en las relaciones humanas y no cobre mucho. Un joven o no tan joven con un doctorado no siempre encasilla bien en los requerimientos de las firmas.
El problema es complejo, pues en el caso de Japón muchas de las mismas universidades no tienen capacidad de formar y capacitar para lo que requiere el mundo laboral y empresarial de hoy; y por otra parte, los jóvenes que se prepararon y no tienen mucha experiencia de vida y están casi en una burbuja lejos de la realidad creen que con la preparación que tienen pueden y tienen derecho a un buen empleo, a una buena paga y un futuro relativamente asegurado.
Un dilema que muchos de los países industrializados deben sortear por producir demasiados graduados universitarios sin realizar una planificación estratégica como país de las necesidades profesionales a mediano y largo plazo. Peor es la situación en la mayoría de los países en desarrollo en donde siguen “produciendo” miles de abogados, contadores y administradores, cuando en realidad lo que necesitan son técnicos intermedios, operarios calificados, agricultores capacitados en genética, ingenieros, etc., según la estructura económica y productiva que tienen.Un aspecto no mencionado por el post, es la actitud de los nuevos graduados, y de los países en los que se preparan, ante la posibilidad de iniciarse como emprendedores. La sociedad japonesa no es precisamente una sociedad que deje lugar al entrepeneurismo: compuesta de grandes corporaciones que actúan como la familia imperial romana: sus proveedores como satélites, sus empleados como parte de una familia. La misma actitud es observable en España, en este caso tentados por la administración del estado: es común intentar tomar un puesto de funcionario en el estado, presentándose a las oposiciones, a tal punto que quizá el segundo negocio de las academias de preparación de estudiantes, y de materiales de estudio, sea la preparación para rendir exámen por oposición en un puesto de la administración. Ninguna de las dos alternativas promueven la dinámica social y económica. Si bien iniciar una empresa no es tarea simple, esta es la vía más valiosa de aplicar el potencial aprendido en los estudios superiores. Este factor diferencia a sociedades como la estadounidense o india, frente a otras como la japonesa o rusa.
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