Para comenzar, este reportaje a Horacio Sanguinetti, Rector del Colegio Nacional de Buenos Aires, conocido en el diario Rio Negro, pero probablemente distribuido en cadena en múltiples diarios argentinos. El reportaje, publicado el 24 de abril de 2006 (todavía faltaba ver el escándalo de las elecciones en la UBA), es conducido por Carlos Vernazza:
Usted, cuando habla, no anda con medias tintas. Una vez dijo que "desde el punto de vista intelectual, en la Argentina hoy hay una decadencia infernal".Sobre la calidad de las escuelas medias, Sanguinetti no excluye de los males a las escuelas privadas, muy difundidas por la pérdida de calidad de las escuelas públicas:
–Sí, es cierto. La decadencia en nuestra escuela es monumental. La sociedad entera se da cuenta, de vez en cuando, si se hacen esas mediciones acerca de los ingresos a la Universidad, y cuando los organismos internacionales nos ponen en la lista terceros, empezando por atrás en cuanto a nuestras deficiencias educativas. Lo malo es que tuvimos una gran escuela y todo eso se ha rifado, se ha liquidado. Los que estamos en la educación no necesitamos las mediciones. Yo acá, en el colegio, vivo algo diferente[El Nacional Buenos Aires], pero cuando he tenido contacto con los bachilleres que ingresaron a la universidad me siento descorazonado.
Sobre la calidad de la Universidad, particularmente la UBA:–¿Este colegio es una isla? [El Nacional Buenos Aires]
-Hay otros colegios importantes. Son 50 los colegios que pertenecen a las universidades y en todos lados son los mejores en su medio. En Córdoba está el Monserrat que es muy bueno y aquí el Carlos Pellegrini. Respecto de los demás hay de todo. No es cuestión de creer que porque es privada y cara es buena, siempre. Hay escuelas buenas y malas, como en todas partes. Hay un mito que viene de antes, que consideraba a la escuela privada mucho más fácil y la gente prefería mandar a sus hijos a la escuela pública para que realmente aprendiera. Ahora hay un mito en sentido contrario. Lo que sí tiene la escuela privada, que muchos padres privilegian, es un cierto orden, no hay paros, están bien vestidos, aunque también se portan bastante mal, pero bueno, hay un orden formal.
–¿Y la universidad nacional, sigue teniendo mejor nivel que las universidades privadas?
–Sí. La Universidad de Buenos Aires está dentro de los estándares de las mejores universidades del mundo. Es la única argentina junto a unas pocas de Latinoamérica, que tiene buen nivel.–¿Se puede tener un buen nivel de exigencia cuando tiene 270 mil alumnos, como en la UBA?
–En general, en todas las universidades del mundo hay cifras fenomenales de alumnos. Nosotros tenemos un presupuesto diez veces inferior al de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México) para un número mucho mayor de alumnos, o sea que tienen todas las ventajas sobre nosotros. La Universidad debería ver el tema de la regularidad en los estudios, porque no puede ser que un alumno sea aplazado setenta veces y tarde veinte años en terminar la carrera. Después se reconoce como muy meritorio un alumno que egresa de la Facultad de Derecho a los 81 años, si sabemos que socialmente no sirve para nada. Tambié vemos que los alumnos se anotan para rendir libres, por deporte, y cuando formamos la mesa son treinta inscriptos, pero capaz que se presenta uno solo y a la vez siguiente, pasa lo mismo. Habría que limitar todo eso que cuesta esfuerzo.
Sobre la existencia de exámenes de ingreso a las universidades:
–¿Es verdad que la universidad argentina es una de las pocas en el mundo que conserva el ingreso irrestricto?
–Sí, de las pocas en el mundo. Pero yo diría que no es irrestricto desde el momento que tienen el CBC. Y en otras universidades del país, donde no hay CBC pero tienen exámenes de ingreso muy severos, según las facultades. Cada facultad debería regular de acuerdo a las necesidades, porque hay algunas que casi no tienen alumnos, como Ingeniería que ha caído notablemente su cantidad de aspirantes. Después hay carreras especulativas como Letras y Filosofía, donde la sobreabundancia no daña, está muy bien que haya muchos alumnos. Pero en otras carreras donde están comprometidos valores sociales muy importantes, la vida, la seguridad jurídica, habría que ser más estrictos.–Pero mire lo que le pasó al decano de Medicina de La Plata, que por ponerse duro con el examen de ingreso le costó el cargo.
–No conozco los detalles, pero en Córdoba y Rosario esto fue una batalla importante y no hubo consecuencias.–Pero ahora leímos que en Rosario, hasta los que sacaron un cero van a ingresar por una medida judicial.
–Bueno, es el gobierno de los jueces. Se tropieza con eso porque el juez desde su despacho decide qué se debe hacer en un colegio o en una universidad, si se puede sancionar a un alumno o no, le explica al director del colegio lo que tiene que hacer y de paso contribuye al desprestigio que tiene la justicia en este momento.
El reportaje no es muy extenso, poco más que lo aquí extractado. Las respuestas, más que establecer una vía de solución, sirven para hacerse una idea del escenario universitario argentino: hay algo más que se escapa, algo más que es lo único que puede explicar la decadencia, a pesar de que se pueda hablar razonablemente bien de las partes...
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