La Nación
dedica una nota al crecimiento del teletrabajo en Argentina. Las cifras parecen bastante notables, y probablemente tengan un peso futuro positivo. Si bien representan una tendencia interna, nacional, en cuanto a cómo organizar el trabajo, sin duda también son la muestra clara del crecimiento de la búsqueda de negocios en el exterior. Con toda seguridad, una buena parte de esos teletrabajadores están comprometidos en proyectos de outsourcing o servicios en el mundo. De la propia nota se desprende esto. En el futuro, veremos probablemente una Argentina más abierta a las ideas y tendencias contemporáneas, y quizá también un mayor número de emprendedores. Algunos aspectos de la nota, que conviene ver en detalle:
En la Argentina ya hay un millón de teletrabajadores, es decir, personas que trabajan a distancia, con poca o nula asistencia física a las oficinas de sus empresas. El año pasado eran 900.000. Esta estadística, relevada por el consultor Enrique Carrier, ubica a la Argentina a la cabeza de la tendencia en la región. De hecho, hay una comisión en el Ministerio de Trabajo integrada por sindicatos, especialistas y empresas para desarrollar esta modalidad, y se presentó un proyecto de ley que ya tiene media sanción en el Senado para que se considere el teletrabajo bajo el mismo estatuto que el de relación de dependencia. A nivel mundial, un estudio de IDC indica que para 2009 los trabajadores móviles serán el 25% de la población empleada.
En palabras de
Angélica Abdallah, presidenta de la Asociación Argentina de Teletrabajo (AAT):
Esta nueva modalidad está siendo utilizada muchísimo en programas de educación a distancia, consultoría, periodismo, trabajos de traductorado, descentralización de equipos de ventas, desarrollo de páginas web o software y hasta telesecretaría o manejo de agendas en forma remota. "Va a ser muy natural dentro de algunos años, y el mayor impacto se podrá observar en áreas rurales o localidades pequeñas, donde es muy importante arraigar a los jóvenes para evitar que se vayan a las ciudades"
Algunos casos comentados:
Emilio gana la misma plata que cuando era de plantilla, pero ahora tiene más gastos: el auto, la nafta, la medicina prepaga, el celular y el costo de la banda ancha en su casa corren por su cuenta. "Gano lo mismo pero a la empresa le salgo más barato, sin duda. Pero la verdad, ahora siento que mi tiempo es mío, estoy menos atado. Ahorro en tiempo para mí, y puedo hacer otras cosas; eso es lo más importante."
María Inés Cura tiene profesionales a cargo distribuidos en Chile, Colombia, Uruguay, Venezuela, Perú y, por supuesto, en la Argentina. "Con la tecnología que tenemos no importa dónde esté. Al tener una estructura muy regionalizada es habitual trabajar con gente de otros países, nadie pregunta si estoy en la oficina. Llaman a mi interno y atiendo, es lo que importa", dice.
Como todos, admite que quedarse en casa muchas veces duplica las horas frente a la pantalla de la computadora. "Es una jornada más intensa, sin duda. No paro ni a comer, a diferencia de cuando estoy en la oficina. No hay distracciones." ¿Trabajar todos los días desde casa? "No, ni loca. Necesito el contacto físico con la gente, saber qué les está pasando. Lo que da esta flexibilidad es la tranquilidad de que si se enfermó la más chiquita, dejó de ser un drama la opción de ir a trabajar."
Para Cura, el teletrabajo "es una herramienta excelente para las mujeres que tienen hijos, es un factor de retención dentro de la compañía, porque las ayuda a organizarse". ¿Y a los hombres? "Depende de la cultura familiar. Si son muy tradicionales, no les sirve: dicen que en la casa no se concentran", ríe.
La nota está firmada por Josefina Giglio.
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