Una de las máximas responsabilidades que deberá asumir en poco tiempo más el Congreso de la Nación será la de analizar, debatir y sancionar la futura ley nacional de educación. La Argentina necesita dejar atrás la frustrante experiencia que se vivió con la llamada ley federal de educación, que fue aprobada por abrumadora mayoría en 1993, pero terminó por acarrearle a la comunidad educativa -y a la sociedad en su conjunto- más problemas que soluciones, en parte por desaciertos del propio texto normativo y en parte por equivocaciones en su aplicación.El texto del Ministerio de Educación, según La Nación:
- restablecimiento del ciclo secundario como un ciclo único
- obligatoriedad de cumplir el ciclo secundario completo
- "procura superar las dificultades creadas por el excesivo fraccionamiento a que ha sido llevado el sistema educativo nacional, debido a las notorias disparidades que presentan las diferentes jurisdicciones"
- incorporación de tutores y coordinadores de cursos, cuya misión será acompañar a los jóvenes y orientarlos en su trayectoria escolar
- estructuración de procesos adecuados de orientación vocacional
- "el anteproyecto dispone que cada jurisdicción provincial o territorial deberá optar por una de las dos modalidades estructurales siguientes: o se adopta una duración de seis años para el nivel de educación primario y seis para el nivel secundario o se elige una duración de siete años para la primaria y cinco para la secundaria. Algunos observadores calificados de la problemática educativa opinan que el anteproyecto no debería autorizar esa opción. A juicio de esos especialistas, la ley debería optar lisa y llanamente por uno u otro régimen"
- se crea el Instituto Nacional de Formación Docente, que buscará garantizar una formación continua común en todo el país.
Cada diez o quince años pasamos por una nueva ley de educación, con el mayor resultado visible de más confusión en el ejercicio de la enseñanza, nuevas dificultades en la terminación de estudios (quienes quedan en la frontera entre los dos sistemas encuentran dificultades para asimilar el cambio), y algo más de degradación en los resultados. Pero también, cada intento es una nueva oportunidad de planear un mejor sistema, que pueda torcer el rumbo hacia un resultado exitoso.
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