Conviene recordar algunos datos sobre la propiedad intelectual y la ley Sinde
Ya tenemos a nuestro nuevo ministro Wert reptiendo argumentos falaces, por lo que creo que es bueno recordar algunos pocos datos objetivos:
Un juego de palabras frívolo, pero serio: Deus dedit, Deus abstulid. Deus ex machina.
- Es falso que España sea uno de los países más piratas del mundo. Eso lo dicen en todos los países donde las “majors” hacen campaña de presión para endurecer las leyes de derechos de autor.
- Si España está en la “lista 301″ de los países más “piratas” del gobierno norteamericano, fue para presionar por la ley Sinde, y porque el propio presidente de PROMUSICAE, Guisasola, lo solicitó.
- Se recurren a argumentos “filosóficos” del tipo “los autores tienen el derecho de vivir de su trabajo”. En realidad están diciendo: “los que deciden ser autores tienen el derecho de vivir de los que les apetece trabajar, la sociedad debe asegurarles ese derecho”. Pero es un derecho que no existe para el resto de los ciudadanos. Somos muy pocos los que podemos vivir de lo que no gusta, y aún así tenemos que buscar formas indirectas de financiación (como poner en marcha un sitio, y ganar de la publicidad, no por programar y liberar el código). La inmensa mayoría tiene que trabajar de lo que puede, o de lo que el “mercado” demanda. Hay muchísimos músicos a los que les gustaría vivir de vender sus discos, pero viven de dar clases, o tocando en hoteles. Hay otros a los que les gustaría vivir de sus vídeos y cortos, pero trabajan en televisiones, o dando clases en la universidad. Hay muchos que les gustaría vivir de sus hobbies pero que no pasan de eso, y hay cinco millones de personas que ni siquiera pueden trabajar. Aunque es algo demagógico recurrir al paro, lo cierto es que con la crisis que estamos pasando, y las necesidades urgentes que hay, es impúdico, insultante y ofensivo que se gaste tanto tiempo y recursos públicos para modificar leyes para defender ”el derecho de [unos poquísimos] autores a vivir de su trabajo”.
- Se recurren a argumentos de “puestos de trabajo”, “volumen de negocio”, o “el PIB de la cultura en España”, pero son absolutamente falaces y manipulados. La facturación de las “industrias culturales” en España es ridícula (salvo la editorial -3.500 millones- y prensa en general -unos 4.500 millones-) comparada con otras “industrias”, inclusos las tecnológicas. Para dar un poco de contexto:
- El cine español factura menos de 100 millones de euros, pero recibe más de 200 millones en subvenciones (el Ministerio de Cultura, Comunidades Autónomas, tasas a televisiones).
- Las discográficas sólo facturan 200 millones de euros, en sus años de record históricos (1999 y 2000) facturaron 600 millones de euros, una décima parte de lo que factura Vodafone en España.
- Sólo AdSense factura en España más que la suma de lo que facturan el cine y las discográficas.
- El “volumen total de negocio” de todas las industrias culturales (incluyendo subvenciones, prensa, editoriales y hasta toros) es de unos 26.000 millones de euros, lo mismo que facturan Telefónica de España y Vodafone en España.
- En España se subvencionan muchas películas que sólo se estrenan en una sala para cumplir con los requisitos, no para llegar al público. Proporcionalmente a la población y tamaño del mercado, en España se hacen más películas que Hollywood. La razón es que en España es más fácil conseguir subvenciones que paguen más dle coste de la película, que hacer películas que tengan éxito de público y facturación.
- Se difunden estudios falsos, manipulados y preparados por la propia industria y lobbies. Son tan absurdos que aseguran que sin la piratería en Internet, la facturación en España sería cinco veces mayor que el record histórico.
- Una minoría muy pequeña de autores y músicos viven de la venta de libros o discos, esos son de la “élite” que pide leyes más duras. La mayoria de autores de libros tienen otros trabajos e ingresos, no se dedican exclusivamente a escribir libros, ni siquiera los best sellers españoles.
- En la industria editorial, entre el 70% y 80% del coste del libro se gasta en distribución física (el 50%) y marketing. Los autores se quedan con menos del 10% del precio de venta. Los que más estarán afectados por los libros digitales son los distribuidores y las tiendas de libros físicos.
- Las películas y canciones españolas no son las que los españoles más bajan de Internet, son las series norteamericanas (que viven en uno de los mejores momentos de su historia) y “blockbusters” de Hollywood (que no tienen precisamente problemas de facturación). Los temas musicales más populares (y más bajados de Internet), están disponibles de forma gratuita y con altísima calidad de audio en Youtube, subidas por sus propios autores o discográficas (por ejemplo, On the Floor, tiene nueve meses en Youtube, con casi 500 millones de visualizaciones).
- Las legislación para endurecer los derechos de autor no tiene justificación ideológica posible. Para los progresistas y socialistas, es contradictorio anteponer los derechos de una minoría al acceso universal de la cultura. Para “liberales económicos” no tiene sentido que el estado asegure el “mercado” vía leyes y persecución judicial en vez de que sea la propia oferta y demanda la que decida. En todo caso ambos parecen defender ideas soviéticas, “el interés del estado sobre el de las personas”, empeorado en que en este caso el “estado” es explícitamente la minoría del “politburó”.
- El discurso político-industrial oficial está falseado, desde la manipulación de la historia que hacen hasta los Ministros de Cultura, hasta el propio abuso de la palabra “propiedad intelectual” equiparándola a “propiedad física”. No tienen nada que ver unas con otras, no existe “posesión” sobre las obras intelectuales digitalizadas, la copia no produce la pérdida del original, ni priva de disfrute al poseedor original, por lo que no se puede hablar de “robo”, como tantas veces se insiste. (Desde el punto de vista económico, los objetos físicos e intelectuales tampoco tienen nada que ver en una era digital. El coste marginal de los primeros sigue siendo elevado, el de los segundos es prácticamente cero.)
- Si los sitios de enlaces ganan tanto dinero como aseguran ¿cómo es que la propia industria no hace lo mismo? ¿cómo es que no ponen demandas civiles y/o mercantiles por estafa y competencia desleal? La ley española lo permite.
- Si está tan preocupado por la “cultura de la subvención”, debería empezar a dar datos objetivos de las “subvenciones a la cultura”: cánones, tasas a televisiones, ayudas directas del ministerio y comunidades, IVA super reducido para algunos y casi cinco veces más altas para otros (reducir impuestos discriminadamente es también una forma de subvención), publicidad institucional, ayudas a empresas de medios. No vendrá mal al debate conocer precisamente qué parte de los 25.000 millones de dinero que se mueve en “cultura” son subvenciones que pagamos entre todos, y cómo se reparten.
- Si para proteger el “derecho a que unos pocos se ganen la vida” vía la “propiedad intelectual”, hacen falta leyes que socavan derechos fundamentales, que intentan criminalizar a la mayoría de la población, que necesitan espiar y regular actividades privadas, que requieren la invención y manipulación de estudios, listas y hasta de la propia historia, que quitan competencias a los jueces para pasarlas a comisiones dependientes del Poder Ejecutivo, ¿dónde reside el problema y la corrupción? ¿en la sociedad? ¿en unas páginas webs? ¿o en el concepto mismo de propiedad intelectual y en defender a toda costa la supervivencia de un negocio obsoleto y que nació [sólo] hace poco más de 50 años?
Comentarios, discusiones, notas, sobre tendencias en el desarrollo de la tecnología informática, y la importancia de la calidad en la construcción de software.
lunes, diciembre 26, 2011
La Ley Sinde sigue en espera
Considerando que el nuevo gobierno español define su línea de acción futura en materia de políticas de Internet, parece ser conveniente volver a discusiones evidentemente pendientes. En este asunto, dos veces Ricardo Galli ha recordado argumentos en el último tiempo. La siguiente es su última nota:
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