Insensiblemente, cada día, cada semana, cada año, estamos viendo conformarse cambios en el alcance de la tecnología informática, las comunicaciones y el manejo del conocimiento que marchan hacia un modelo que parece integrar todo con todo. Están quedando desactualizados todos los conceptos que por cuarenta años han regido cada disciplina vinculada al manejo de la información, y probablemente la mejor actitud ante esto sea mantenerse abiertos y atentos a las tendencias. Si la tecnología móvil incorporó en menos de una decena de años varios miles de millones de usuarios, el ya casi con nosotros Internet de las cosas promete romper todas las barreras y escenarios en que comunicación, tecnología y conocimiento aparecen asociados. Esta totalmente masiva apertura ha dejado en un terreno irrelevante la discusión por sistemas operativos, lenguajes, técnicas, recursos, y áreas de enfoque. Hoy nuestra pregunta sería: ¿qué podemos hacer, hasta donde podemos llegar?
En el marco de estas fuertes transformaciones del manejo de la información, los llamados ERP también están siendo alcanzados: Tras haber alcanzado ayer nomás un estatus de emperadores reinantes en el mundo empresario, los actuales cambios los están recortando a jirones, ante nuevas necesidades y nuevas velocidades de respuesta. Los actuales ERPs sin duda son capaces de atender el ciclo central de grandes áreas de negocio, quizá especialmente en el mundo de las manufacturas y en el contable, pero su capacidad de flexibilizarse ante nuevas exigencias es muy baja.
Sirva esto de introducción al excelente artículo de Alex Woodie sobre este punto:
Six Signs Of The Long, Slow Decline Of ERP. Woodie habla de "declinación de los ERPs", no sólo desde el punto de vista de la empresa usuaria, sino también desde el propio interés del fabricante del software. Así, menciona seis signos de esta declinación:
- El costo de las licencias, por resistencia de los usuarios, y por la creciente competencia de otras alternativas, especialmente desde la nube
- La propia migración hacia la nube
- Los interminables costos de sucesivos proyectos.
- Las escasas novedades incorporadas (se puede decir que cada área ocupada por un tipo de ERP deviene un commodity).
- El movimiento del enfoque hacia nichos más lucrativos (léase Big Data).
- ...y la deconstrucción de las suites, especialmente debido a la aparición de nuevas soluciones enfocadas en áreas específicas.
Woodie mide el impacto de la declinación del uso de ERPs en el área de su interés, los equipos de rango medio, particularmente el IBM i (AS/400 en un pasado remoto), suponiendo que una disminución de la importancia de este software traerá una caída paralela de los equipos en que este software se ejecuta. Me permito dudar de esta correlación: el universo del manejo de la información no se ha simplificado, sino todo lo contrario, y difícilmente una empresa delegará todo su patrimonio a ninguna nube, salvo que sea propia.
Hay que pensar todo de nuevo...
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